FRANCISCO PELETEIRO.- Con el devenir de los años, a todos nos apuran las carencias, y una de ellas, al menos en mi caso, es la de leer con cada vez más perseverancia, como si quisiera compensar épocas de mi vida, en que no lo hice con tanta intensidad ni interés. En una de mis ultimas lecturas, un muy recomendable “librito” en el que Michael Caine se entrevista a si mismo “Don´t look back you´ll trip over”, le confiesa a su amigo Sean Connery, que uno de sus secretos para haber sido feliz y haber tenido éxito es que mantener el principio que “de cuanta mejor gente te rodees, mejor persona serás tú”.
Sobre esta reflexión tan básica y cierta, podríamos reflexionar cada uno de nosotros, y valorar no tanto de que personas nos hemos rodeado en la vida, sino a quien hemos rodeado nosotros, y que hemos dado a los demás. Nos preocupamos de forma genérica, en analizar como se comporta el resto del mundo con cada uno de nosotros, sin embargo sería mucho más objetivo y prudente, reflexionar como nos portamos nosotros con los demás .
Existen afortunadamente muchas personas que únicamente el encontradas por la calle , el intercambiar un breve saludo, nos genera una cierta felicidad y nos cambia el sentimiento de esa jornada. Esa debe ser la aspiración que cada uno debemos tener respecto a los demás, procurando hacer la vida de los demás más agradable, lo cual sin duda redundará en la nuestra y ayudará a que todos podamos alcanzar el cumplimiento de la máxima de Michael Caine.
No seamos cicateros con nosotros mismos, y no caigamos en el error del gran Jorge Luis Borges, cuando reconocía que había cometido el peor de los pecados que un hombre pueda cometer, es decir no había sido feliz. Se justificaba Borges, manifestando que no lo había intentado suficientemente. Cada uno de nosotros puede hacer feliz a muchas personas y serán las buenas compañías las que nos harán felices; procedamos e intentémoslo.
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