FRANCISCO PELETEIRO.- Una prestigiosísima marca de relojes tiene como lema principal de la marca desde hace muchos años “Nunca este reloj es de todo suyo. Suyo es el placer de custodiarlo hasta la siguiente generación“. Es un lema francamente precioso, y podríamos decir que ambicioso, pero es un lema más propio de épocas pasadas en las que el afán por acumular bienes materiales era menor y, por el contrario, la calidad de esos bienes era mucho mayor, a la vez que la dificultad para adquirir cualquier producto duradero era mucho mas costosa.
Hoy acumulamos muchos bienes que no necesitamos y en algunos casos incluso que no utilizamos, que se han convertido en un estúpido reflejo de un mal denominado éxito profesional o económico. Esa acumulación no hace sino complicar la vida de las siguientes generaciones, quienes ya no solo no los van a utilizar, sino que ni tan siquiera van a tener donde guardarlos o depositarlos. A esos bienes, pretendemos darles una impronta emotiva o personal que no deben tener. Por todo ello, debemos quizás ser mas sensatos y objetivos y acumular momentos (sobre todo felices) experiencias (sobre todo positivas), recuerdos y legados personales, y no bienes materiales que pretendamos dejar a las generaciones que nos sucedan.
Hace unos meses asistía a un funeral en una parroquia de la Galicia interior y al comenzar su homilía el párroco nos preguntaba a los asistentes si habíamos visto un camión de mudanzas en la puerta de la iglesia. Se contestaba a sí mismo , que obviamente no había ningún camión porque nada nos llevamos cuando llega el momento de la Partida. Por ello, si bien una herencia material puede ser positiva, dejemos amor, buenos recuerdos, buenos principios e impresiones y legados personales; y muchos menos bienes materiales.
Lo cierto es que mientras escribo estas líneas, soy yo el que tengo mi propio debate sobre de que cosas que habiendo pertenecido a mis antepasados y concretamente a mi padre me podría desprender y no quiero hacerlo, pero….En definitiva, me cuesta como a todos aplicarme mi propia doctrina.
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