JUAN JOSÉ DIÉGUEZ.- Los tiempos han cambiado y donde antes había certezas encontramos ahora desganas. Estudiar no es un privilegio, nunca debería serlo, pero la desafección del alumnado, al menos de una gran parte, no debería extrañarnos. Pero lo hace.
¿Qué puedes esperar de quien no se compromete? Si en lugar de hacer tu trabajo del mejor modo posible vives en una constante desidia, ¿qué puedo esperar de ti? Si no valoras algo que muchos pagarían por tener, ¿cómo puedo confiar en ti? Si cuando pierdo el sueño para hacerte mejorar escucho «Bro, descansa», ¿dónde quedan mis motivos?
Decía la canción que no son buenos tiempos para la lírica, pero yo sigo esperando porque los milagros están al alcance de un suspiro, de alguien que casi a escondidas te dice, gracias y te pide que no cambies, que el trabajo está funcionando.
Un pequeño empujón que puede cambiar el mundo porque te han hecho recordar esa frase que reza, la enseñanza es la única profesión que prepara para otras profesiones, y vas de nuevo a la pelea con una sonrisa que casi habías olvidado pero que sólo estaba esperando el momento de volver. Y vuelves a la pelea pensando que hoy puede ser un gran día, profesor.
Foto de Kenny Eliason en Unsplash