MANUEL RODRÍGUEZ (RODRI).-   “Yo quiero volver al cuándo, / no quiero volver al dónde; yo no quiero volver aquí, / yo quiero volver a entonces…”. Es la letra de Entonces, esa canción de Rozalén que empuja el columpio de la infancia y hace vibrar la médula de la melancolía. Ella quiere volver a estar “agarrada al cuello de mi madre / Al olor de tu cuello / Al refugio de los cuentos de mi padre…”.  Un himno a la infancia, decía de esta canción una de las fans de la cantautora.

Es Navidad. Es tiempo de volver al cuándo, al momento en que esa cría de Nazaret y su joven esposo se cobijan en un establo. Al cuándo María supo levantar allí un hogar, “con unos pocos trapos y una montaña de cariño”, sostiene Francisco.

“Para el frío del inverno / Los colchones de cachitos de lana / Que se hundían en el centro/ Terminando todos juntos en la cama”, evoca una artista que lleva semanas implicada en la reconstrucción de su pueblo, Letur (Albacete), afectado por la DANA.

La lana para el frío de Belén la pusieron aquellos pastores tumbados a la intemperie. Rudos. Generosos. Serviciales. Los primeros en arropar al Niño. Es Navidad. Queremos volver al cuándo del encuentro familiar al completo. Quizá tendremos que volver al dónde, a juntarse sí, pero con las ausencias presentes. Es posible que aparezcan los miedos. No importa. “En las noches que hubo miedo / la luz siempre encendida de madrugada en la cocina / Las manos llenas de harina / Y curaban las heridas de mis labios / con aceite de oliva”, evoca Rozalén. La luz de Belén lleva encendida más de dos milenios, aunque el dónde, ese pequeño pueblo, esté estos días casi apagado. Las bombas lo oscurecen. Las gentes imploran paz. Las manos de María continúan amasando ternura para aliviar el dolor. Ternura que es levadura de esperanza.

Es Navidad. Volvemos al cuándo de Belén. Al Niño. A la infancia. Y al dónde de cada vida, de cada familia, de cada encuentro, de cada soledad, de cada abrazo, de cada buen deseo, de cada sonrisa,… A ese sitio con “la llave siempre en la puerta”.  Volvemos.