JOSÉ MANUEL LÓPEZ PAN.- Una de las mayores dificultades que nos impide perdonar, proviene del hecho siguiente: después de algún suceso doloroso o comportamiento negativo de una persona, que repercute en nuestra historia personal, tenemos la sensación de vernos privados de algo que consideramos importante, si no vital.

A menudo es esta sensación difusa, de haber sido desprovistos por culpa de otros, de ciertos bienes necesarios, lo que alimenta nuestro rencor. Puede tratarse de bienes materiales, afectivos, morales o espirituales.

Para encontrarnos en disposición de perdonar o de vivir en paz y sin rencores, incluso cuando nuestro entorno se vuelve motivo de dolor, por determinadas conductas erróneas, es necesario darse cuenta de algo importante, y es que debemos revisar enteramente el sentimiento de frustración, pues no se corresponde con la realidad.

 Hemos de dar un vuelco a nuestra mentalidad y a nuestros juicios, para llegar a comprender cuáles son los auténticos bienes.

 Percatarnos de que, en realidad, el mal que proviene de los otros no me priva de nada, así que carezco de razones válidas para quererlos mal.

Qué razón tiene el dicho: “piensa bien y nunca te arrepentirás”.